Emocionada estoy mientras te leo, sintiéndote sonreir mientras trazabas tus palabras. Nunca dejes que el viento se las lleve, ni que la lluvia las borre, ni que el frio las congele. Porque hasta el día en que creas no tener inspiración puedes hacerme vibrar. No te frustres si hoy no sabes continuar con tu historia, pues con tan sólo una palabra puedes hacer más bien del que te crees.
Hoy mereces que te mimen, que te hagan un pequeño homenaje por tus noches en vela en las que arrugaste papeles y limpiaste sobre limpio tus innumerables borradores. No te conozco, pero cuando te leo, te reconozco.
Cuantas historias se habrán quedado en el camino, tan sólo por el miedo a creer que esos recuerdos, reconstrucciones, guiones, palabras subrayadas, nos dejarían indiferentes. Yo te aprecio y admiro aunque tu nombre y el título de tu historia no sea un bestseller, te agradezco que ofrezcas tu historia, que la hagas palpitar en todos los corazones que te encuentren, que me invites a encontrarme con tu mirada como cuando nos cruzamos en un paso de peatones, que entre el claxon de los coches, las melodías de los móviles y la multitud de personas que miren hacia el suelo, tu historia mire al frente, nos haga escuchar tus latidos y nos llenes de oxígeno en este gran paseo.
Con todo mi cariño, para ti, mi querido escritor.