tirita-para-el-alma

¿Para qué permitirme ir a un Psicólogo?

Como inauguración de mi nueva página, he querido daros la bienvenida con este post con la intención de poner un poco de luz en el miedo que hay muchas veces a ir al psicólogo y disminuir así las resistencias que hay en ponerse en contacto con uno de ellos.

Muchas son las personas que se encuentran en un momento de cambio, de incertidumbre en sus vidas y eso, no bien gestionado, les lleva a sentirse con el ánimo más bajo, con más sensación de vacío, miedo o frustración en no saber tomar algunas decisiones.

El estrés y la ansiedad pudieran ser algunos de los síntomas que te hacen percibir que algo no anda bien. Sin embargo, desde que te empiezas a sentir así hasta el momento que decides dar el paso de ponerte en contacto con un psicólogo, pasa algún tiempo. Y en ese tiempo, son varias cosas las que te limitan a hacerlo.

Por mi experiencia profesional, conozco muchas de las dudas que te surgen y es mi intención con este post, hacerte sentir que te entiendo y darte respuestas a muchas de esas preguntas.

¿Pero de verdad necesito ayuda? ¿Estoy dispuesto a pedirla? ¿ Por qué no puedo resolverlo yo solo?

La resistencia y la negación a pedir ayuda es una respuesta hasta cierto punto, normal. Aunque dependiendo del caso, nos lo permitimos en mayor o menor grado. Para que nos quiten una muela, a nadie se le ocurre pensar quitársela él sólo. (espero). Sin embargo, para cuestiones emocionales, tendemos a querer resolver los problemas por nosotros mismos.

¿Cómo te tomas el que tú sólo no seas capaz de resolver algo? Hay personas que piden ayuda por todo y hay otras que no se lo permiten. Aunque el estereotipo del psicólogo ya es menos extremo que el que se tenía hace unos años, aún hoy, hay personas que tienen la creencia de que al psicólogo van los que están locos o tienen algún tipo de trastorno mental. Aclaración: Que pidas ayuda de un psicólogo no significa que estés loco. Tener un problema no significa que todo en tu vida vaya mal. Tú sabes hacer muchas cosas bien, que haya algo que no sepas resolver no te invalida como persona. Al revés, te honra el que valores querer sentirte mejor.

Entiendo que a veces te asustes cuando percibes que no te sientes capaz de resolver algo. Tu inquietud, excitación o inseguridad muchas veces es más causada no por el problema en sí, si no porque no sabes cómo abarcarlo de forma saludable y eficaz para ti y para el resto.

Quien llega a terapia ha conseguido tener la humildad suficiente para aceptar que hay algo que quiere aprender y la valentía como para aceptar que aunque pueda encontrar cosas que no le gustan en el camino, se arriesga y CONFÍA en que si eso pasa, alguien le acompañará y que también sabe que hay un potencial que está olvidando y saldrá a la luz en este proceso. Mi enhorabuena a quien sintiendo que lo necesita, se atreve a dar el paso.

¿Realmente es un psicólogo lo que necesito? ¿Cómo se yo el tipo de terapia o ayuda que me conviene?

En realidad, tu no tienes por qué saberlo, para empezar, muchas veces porque hasta tú dudas de qué es lo que te pasa. Puede que a veces sepas que necesitas ayuda pero no sabes exactamente qué es lo que necesitas. Y entonces recurres a variedad de terapias o clases, cursos y empiezas por ensayo y error a descubrir qué es lo que realmente te viene bien. Es recomendable contar con un terapeuta que te ayude a decidir qué es lo más conveniente en tu situación.

Igualmente, cuando sientes alguna molestia, vas al médico y él se encarga de recomendarte un tratamiento a seguir o derivarte al especialista conveniente. En este caso, ocurre igual. Confía en profesionales que te indiquen qué puede ser lo mejor para ti. En lo que se refiere a problemas emocionales, el psicólogo te ayudará a que escuches a tu cuerpo, a tus emociones, a que entiendas tu historia, qué es lo que te duele, qué es lo que quieres realmente y descubras tus recursos y valores para llegar a conseguirlo. Y así, entre el profesional y tu, ir paralelamente caminando.

A diferencia de la medicación, la terapia y el coaching van enfocados a la causa de tus problemas y no a los síntomas que estos han derivado. No producen ningún tipo de adicción y además genera una satisfacción de vital importancia, reconocer, que en tu mejora, tu has tenido mucho que ver. Eso te hace sentirte más fuerte, válido y autónomo porque acabarás confiando en ti, en que tú puedes hacerte cargo de ti mismo.

¿Y si con el tiempo se me pasa?

No es para tanto lo que me pasa, si llego a estar peor, iré”. No hace falta esperar a que algo catastrófico pase ni que tus emociones te desborden para tomar esta decisión. ¿Dónde está tu límite? ¿Qué es eso a lo que tu llamas: “Estar peor”? Hazte esta pregunta: ¿Cuál es ese momento en el que tu ya dices: Hasta aquí?

¿No será que son los demás los que necesitan ir al psicólogo y no yo?

Está bien, respetable y admirable que tu quieras ayudar a los demás y vas al psicólogo pidiendo ayuda para los otros. Vayamos por partes, el problema es que te duele el dolor de los otros. Con lo cual, en eso también es interesante hacerse responsable y sería conveniente comenzar por ahí.  Todos, sin querer somos modelos y espejos para los demás. Si realmente quieres hacer algo por alguien que quieres y tú estás bien, muéstraselo entonces. A veces, sólo con eso, es suficiente para ayudar al otro.  El mejor regalo que podemos hacerle a otra persona que queremos, es estar bien con nosotros mismos.

¿Me vuelvo a arriesgar aunque no me fuera bien una vez?

“Una vez fui a uno y me dejó peor de lo que estaba” Es una frase que he oído en varias ocasiones. Muchas veces los psicólogos nos encontramos con personas que vienen ya de vuelta de haber estado con otros psicólogos o terapeutas y como no les ha ido bien, tienen mucha más resistencia en volver a intentarlo. Totalmente lógico. Mi recomendación en este caso es que utilices tu intuición sumada a un poco de investigación sobre ese profesional. Las referencias de otras personas que hayan recibido su ayuda son un buen indicador de que podrías confiar, así como también consultar en el colegio de psicólogos su presencia en él, pudieran avalar su validez.

¿Qué me va a hacer? ¿Cuánto tiempo durará?  ¿Quizá sea un Coach? ¿Qué técnicas utilizará?

Un proceso de terapia o de coaching, al menos en mi caso, funciona de la siguiente manera: En una primera toma de contacto, bien sea por email, Skype, teléfono o presencialmente, me contarás cuál es el motivo que te ha llevado a tomar la decisión, cuál crees que es el problema y qué es lo que quieres que se resuelva. Dependiendo de ello, veremos cuál es la mejor manera de resolverlo y se decidirá si es terapia o coaching o incluso otro profesional lo que podrías necesitar. Se incluirán herramientas como la música, visualizaciones, escritura terapéutica, relajación, reestructuración cognitiva, técnicas y estrategias validadas y avaladas.

El tiempo es variable dependiendo del caso, aunque es esencial que sepas, que se hará lo posible por lo eternizar el proceso. Normalmente de 4 a 6 sesiones serían suficientes.

La duración de la sesión son 60 minutos.

Puedes elegir hacerlo en presencialmente en Jaén, algunas en Málaga u vía online por Skype en cualquier lugar.

Me gusta que las personas con las que trabajo sientan que mientras están en el proceso de terapia o coaching, se sientan respaldadas, sean conscientes de todos los cambios que pueden ir sucediendo y que todos ellos se traigan al proceso. Son muchas personas las que recuerdan estos meses como momentos que marcaron un antes y un después y eso me ha reforzado mucho en seguir trabajando porque así siga siendo.

¿Para qué problemas puedo ir?

Entre otros muchos:

  • Tomar decisión importante
  • Llevarte mejor contigo mismo
  • Aumentar la calidad de tus relaciones personales
  • Quieres cambiar algo en tu vida pero no sabes cómo hacerlo.
  • Te sientes agotado emocionalmente.

¿Qué beneficios obtendré?

  • Te estarás dando valor.
  • Sentirte más relajado al liberarte emocionalmente.
  • Comienzas a entenderte, aceptarte, ser consciente y responsable.
  • Disminuye el ruido mental y tus pensamientos comienzan a tener más foco.
  • Identificar qué es lo que te duele, qué quieres conseguir y cómo hacerlo.

Estas son algunas de las preguntas y dudas que me encuentro en las primeras sesiones o en llamadas telefónicas donde las personas consultan sobre el proceso que quizá comiencen.

Espero que al menos así, teniendo más información, haya disminuido significativamente el miedo y la resistencia a contactar con un psicólogo.

 

Comparte este Artículo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*